Monday, 9 July 2012

La Audiencia de Río Negro / O Rio Negro Audiência / The Rio Negro Hearing #Guatemala


Postado originalmente por Cartas a Marco Antonio em http://cartasamarcoantonio.blogspot.ca/
Trazido a minha atencao por @PersonalEscrito via Twitter
Originally posted by Cartas a Marco Antonio at
Brought to my attention by @PersonalEscrito via Twitter

(El orden de las traducciones por idioma son los siguientes. Español, Portugués e Inglés/A ordem de traduções por linguagem são como se segue. Espanhol, Português e Inglês/The order of translations by language are as follows. Spanish, Portuguese and English)

(Abaixo o texto em Inglês você também encontrará links mais relacionados que estão em Inglês e foi acrescentada à tradução Inglês por Rights Action/A continuación el texto en Inglés también puede encontrar más enlaces relacionados que están en Inglés y se añadió a la Acción por los Derechos de Inglés)

La audiencia de Río Negro, los días 19 y 20 de junio, fue precedida por una ceremonia maya en la Corte Interamericana de Derechos Humanos dirigida por un guía espiritual. En un irregular semicírculo, “occidentales” e indígenas, hombre y mujeres, asistimos a un ritual hermoso en un idioma que no entiendo, el maya achí, salpicado de vocablos en español como abogado, jueces, Corte, valor y fortaleza. Además de nosotrxs, una brisa caliente y húmeda y un alto ficus acompañaron la ceremonia. El sol en su cénit, quemante, alumbró el momento desde un cielo despejado, celeste y transparente. Al centro, el fuego, las candelas de colores, las flores, las ofrendas (azúcar, tabaco, chocolate, mirra y pom), todo envuelto en la nube fragante del incienso que se quemó en una vasija hecha de barro guatemalteco, rojo, extraído de una tierra empapada de sangre.

Reunión de familiares y sobrevivientes de las víctimas de las masacres
A lo largo de una tarde y una mañana, las voces de testigos -Jesús Tecú Osorio y Carlos Chen Osorio- y peritos -Michael Mörth y Rosalina Tuyuc- pintaron en el recinto judicial un retablo hecho de mil historias de miseria y profundo sufrimiento. La niña violada a los cinco años, el niño esclavizado por el militar que se lo robó después de haber matado a su familia, la madre que llevaba a su bebito envuelto en un rebozo amarrado a la espalda donde quedó la mitad del pequeño cuerpo de su hijo mientras la otra rodó al suelo tras el machetazo del soldado, las jóvenes mujeres sometidas a servidumbre sexual, el hermano mayor que vio cómo ahorcaban a su hermano menor, las casas quemadas, las cosechas destruidas, los animales muertos, casi 500 personas masacradas –hombres, mujeres, niños, niñas, personas mayores-, la tierra ancestral, inundada y, bajo el agua, sepultados, los lugares sagrados, el bosque que les proveía de medicinas y otros medios de vida, las flores, las abejas, los pájaros de todos los colores, con sus cantos, los huesos de sus abuelos y abuelas, la vida del pueblo de Río Negro.

Por todo eso, nos dijeron, lxs maya-achís –las víctimas- le piden perdón a la tierra, la madre primero ahogada en sangre –de la que recibió toneladas de las casi 500 víctimas de las matanzas- y luego en agua, que debió haberse tornado púrpura al anegar el territorio.

La gente que sobrevivió a las masacres sucedidas una tras otra en los primeros años de la década de los ochenta en esta localidad del norte del país, se asentó en la que es considerada una zona roja, sin escuela ni servicio de salud, donde “los caminos son barrancos”, como dijo uno de los testigos. La insultante y absurda paradoja es que no tienen electricidad, después de que fueron masacrados para construir una hidroeléctrica.

¿Y la justicia? Mal, muy mal. El peritaje del experto añadió a este retablo de dolores multiplicados, profundos, la persistencia del pueblo en invocarla y sus repetidos choques contra un muro de piedra y de cemento. La infranqueable, maldita, impunidad.

En la voz pausada y suave de Rosalina Tuyuc fluyeron las verdades de las víctimas acerca de como la muerte física reiterada innumerables veces puede traer consigo la muerte cultural del pueblo indígena. Del genocidio al etnocidio hay un recorrido trágico plagado de innumerables pérdidas de referentes de identidad y pertenencia como la desaparición o el asesinato de las personas ancianas, las madres –las transmisoras del idioma y las costumbres ancestrales-, los padres que ya no estuvieron para enseñar a trabajar a sus hijos varones. Desde esta perspectiva, el territorio es el escenario en el que se despliega la vida de la comunidad, el lugar en el que enrollan las hebras multicolores del tiempo y se teje la continuidad del pasado con el presente y el futuro en el interminable círculo de la historia. Este lugar con dimensiones materiales, físicas, espirituales, mágicas, el sitio de la realización de la vida, donde el pueblo maya - achí de Río Negro era lo que había sido y sería siempre, se perdió para siempre bajo el agua.

El hilo de la identidad también se ha perdido con el traslado a otros lugares para conservar lo único que les quedó tras las matanzas, la vida. Las personas sobrevivientes se vieron obligadas a transformarse, a dejar de ser, a camuflarse, a convertirse en otros y otras disfrazándose, dejando de hablar su idioma, de usar su nombre y sus vestimentas hermosas, coloridas, hacer a un lado sus prácticas culturales y ocultar su lugar de nacimiento. Y ni que decir de los niños y niñas que fueron “extraídos” de su entorno territorial, identitario y familiar para apropiárselos indebidamente por militares o darlxs en adopción. Allí estuvo Dominga Sic, la niña que perdió a toda su familia y fue llevada a los Estados Unidos. Ahora, una mujer, ni siquiera habla español, mucho menos la lengua de sus ancestros.

Son la vida, la memoria y la lealtad a la sangre las que alientan su profunda necesidad de justicia y, agrupadxs en la Asociación para el Desarrollo Integral de las Víctimas de la Violencia en las Verapaces, Maya Achí (ADIVIMA), les impulsaron a acudir al sistema interamericano de derechos humanos para lograr lo que nuestro país es incapaz de darnos a las víctimas del terrorismo de Estado: la restitución de nuestra dignidad y el respeto a nuestros derechos y condición humana y ciudadana mediante la justicia y el reconocimiento a la verdad de lo sucedido.

Toda acción tiene una reacción igual o contraria y en esta historia, estuvo en la voz y en la actuación del agente del ilustrado Estado de Guatemala, como se dice en el lenguaje de las audiencias. Mis oídos se sintieron lastimados por la desafiante negativa proferida por el representante estatal a la acusación de genocidio pronunciada por el firme y valeroso abogado que representa a las víctimas, Édgar Pérez. La intervención del agente estatal no quedó allí. Haciendo de la sala de audiencias del alto tribunal interamericano una tarima política, reinterpretó la Convención Americana sobre Derechos Humanos de acuerdo con los intereses políticos prevalecientes en Guatemala a partir de enero, sermoneó a la Corte poniendo en duda su facultad para tipificar los crímenes de Estado y la conminó a declararse incompetente en este caso por ser anterior a la aceptación de la competencia del Tribunal. No contento con esto, afirmó -con esa voz que pareciera no querer salir de su garganta- que las mujeres y hombres maya – achís sentados al otro lado de la sala no habían llegado allí por voluntad y decisión propias, sino “instigadxs” por las organizaciones de derechos humanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, asegurando que les movía el interés de obtener una alta indemnización monetaria.

En su discurso no se olvidó de fustigar a la Fiscal General por su pertenencia a una familia “subversiva”; se refirió a que en el “enfrentamiento armado” –eufemismo con el que buscan encubrir el genocidio y el terrorismo de Estado, de la misma forma en que han prostituido la expresión “conflicto armado interno”- hubo tantas muertes de uno como del otro lado, además de que eran indígenas matándose entre sí en el típico escenario de la Guerra Fría, la URSS vs. EEUU. El agente estatal estaba tan dirigido a negar el genocidio, que en la intervención de uno de los jueces creyó oír la palabra y, en lugar de responder su pregunta, le recordó nuevamente que la Corte no tiene competencia para conocer este caso ni pronunciarse al respecto. Es más, en su criterio, la Corte no debería conocer ningún caso porque no es parte de un sistema penal, sino que debe dejarlos en la jurisdicción interna que allí el Programa Nacional de Reparaciones se ocupará de estos asuntos.

También fue parte del discurso estatal de corte contrainsurgente la amnistía otorgada mediante la Ley de Reconciliación Nacional de 1996. En su sesgado punto de vista, son improcedentes los procesos penales emprendidos en los casos mencionados. Es más, dicha ley ni siquiera debió haber excluido la desaparición forzada porque aún no estaba tipificada en el ordenamiento jurídico en el momento de su promulgación. Esta postura es compartida por los sectores interesados en mantener la impunidad de los criminales terroristas de Estado, como los militares, entre ellos el ex jefe de Estado Efraín Ríos Montt, amparado provisionalmente por la Corte Constitucional al invocar la validez de esa ley en las causas que se le siguen en el genocidio ixil y la masacre de Las Dos Erres.

Al terminar la audiencia, aún asombrada por lo oído, los sentí al pasar a mi lado como cuando se cae al vacío. Me retiré de la sala de audiencias del alto tribunal de derechos humanos con la impresión de que todos los caminos a la verdad y la justicia confluyen hacia un solo punto: el abismo de la impunidad y la versión contrainsurgente de esa etapa trágica de la historia guatemalteca que brotó de la lastimada garganta del representante estatal.

Escuchar las pretensiones de ese poder aplastante, respirar el aire envenenado con alientos racistas, manipuladores, cargado de odio, que busca destruir las esperanzas de justicia y de encontrar la verdad sobre lo sucedido a Marco Antonio, me hizo sentir que estaba cerca de algo que me sobrepasa, que no entiendo, algo sucio, peligroso, oculto, secreto, que no puede ser expuesto a la luz pública.

Pero aún sin esperanza no me daré por vencida. Se lo debo a mi hermano, se lo debo a mi padre y a mi madre, se lo debo a la sangre centenares de miles de veces derramada.

Vídeos de la audiencia de Río Negro en la Corte Interamericana de Derechos Humanos:
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Tradução Português:

O público de Rio Preto, 19 e 20 de Junho foi precedida por uma cerimônia de Maya no Tribunal de Direitos Humanos liderado por um guia espiritual. Em um semicírculo irregular, "ocidental" e homens e mulheres indígenas, participou de um ritual bonito em uma língua que eu não entendo, Maya Achi, polvilhado com palavras em espanhol como advogado, juiz, Tribunal de Justiça, coragem e força. Nosotrxs disso, uma brisa quente e úmido e um ficus alta acompanhou a cerimônia. O sol no seu zénite, queimando, brilhava longe de um céu claro, azul e transparente. No centro, fogo, velas coloridas, flores, oferendas (açúcar, tabaco, mirra, chocolate e pom), tudo embrulhado na nuvem fragrante do incenso que foi queimado num vaso de barro vermelho da Guatemala, extraída uma terra encharcada de sangue.

Reunião de familiares e sobreviventes
vítimas do massacre


Durante toda a noite e pela manhã, as vozes de testemunhas TECU Jesus Osório e Carlos Chen Osorio e perito-Michael Mõrth e Rosalina Tuyuc-pintada no interior do tribunal e um altar feito de mil histórias de miséria e sofrimento profundo. A menina foi estuprada quando tinha cinco anos, crianças escravizadas pelos militares roubou após matar sua família, a mãe carregando seu bebê enrolado em um xale amarrado na parte de trás onde estava metade do corpo de sua pequena criança, enquanto o outro caiu no chão após o facão do soldado, as mulheres jovens submetidos à servidão sexual, o irmão mais velho que viu seu irmão mais novo enforcado, casas queimadas, colheitas destruídas, animais mortos, massacrados cerca de 500 pessoas - homens, mulheres, crianças, idosos, a terra ancestral, inundado e sob a água, enterrados, lugares sagrados, a floresta lhes forneceu medicamentos e outras formas de vida, flores, abelhas, aves de todas as cores, com suas canções, os ossos de seus avôs e avós, a vida da cidade de Rio Preto.

Por tudo isso, eles disseram, Maya Achi-LXS vítimas, desculpando-se com a terra, a primeira mãe afogada em sangue, desde que ele recebeu de toneladas das cerca de 500 vítimas dos massacres, em seguida, em água, que teve ter-se tornado roxo para inundar o território.

As pessoas que sobreviveram aos massacres sucedidas uma após a outra, nos primeiros anos da década de oitenta nesta cidade no norte do país, instalou-se no que é considerado uma zona vermelha, sem serviço de escola ou de saúde, onde " estradas são ravinas, "como uma das testemunhas. O paradoxo é um insulto e um absurdo sem eletricidade, depois que eles foram abatidos para construir uma represa.

Que a justiça? Ruim, muito ruim. A experiência do perito adicionado este retrato de dor multiplicada, profundo, persistente e cidade invocar seus colisões repetidas com uma parede de pedra e cimento. O insuperável, a impunidade, caramba.

A voz lenta e suave de Rosalina Tuyuc fluiu verdades sobre como as vítimas de morte física repetida inúmeras vezes pode levar à morte da cultura indígena. Do genocídio ao etnocídio é uma viagem repleta de incontáveis ​​perdas trágicas relacionadas à identidade e de pertença, como o desaparecimento ou assassinato de idosos, mães de língua emissoras e ancestrais costumes de pais que já não eram para ensinar a trabalhar para seus filhos. A partir desta perspectiva, o território é o cenário que se desenrola a vida da comunidade, onde rolam os fios coloridos do tempo e continuidade tece passado com o presente eo futuro no círculo interminável de história. Este lugar com dimensões física, material, espiritual, mágico, o local da realização da vida, onde o povo maia - Black River Achi era o que tinha sido e seria sempre perdidos para sempre debaixo da água.

O fio de identidade também foi perdida com a mudança para outros lugares para manter todos os que foram deixados após os assassinatos, a vida. Os sobreviventes foram forçados a se tornar, para deixar de ser, de se camuflar, os outros e tornar-se outras preparações, deixando de falar sua língua, para usar seu nome e suas roupas bonito, colorido, pôr de lado as suas práticas culturais e esconder o seu local de nascimento. E para não falar das crianças que foram "extraídos" de seu ambiente local, a identidade ea família para apropriar-los para adoção militar ou indevidamente darlxs. Houve Dominga Sic, a menina que perdeu toda sua família e foi levado para os Estados Unidos. Agora, uma mulher, nem sequer falam espanhol, muito menos a língua de seus antepassados.

Eles são a vida da memória, e lealdade para com o sangue que incentivam a profunda necessidade de justiça e agrupadxs em Parceria para o Desenvolvimento Integral às Vítimas de Violência nas Verapaces, Maya Achi (ADIVIMA), levou-os a ir o sistema de direitos humanos para alcançar o que o nosso país é incapaz de dar às vítimas do terrorismo de Estado: a restauração de nossa dignidade e respeito por nossos direitos e condição civil e humano através da justiça e reconhecimento da verdade de o que aconteceu.

Toda ação tem uma reação igual ou oposta e nesta história foi na voz e seu agente do Estado iluminada da Guatemala, como afirmado na linguagem do público. Meus ouvidos se sentiu prejudicado pela negativa desafiador estado Rep. oferecida pela acusação de genocídio feita pela empresa e corajoso advogado que representa as vítimas, Edgar Perez. A intervenção do policial estadual não estava lá. Fazendo o corte do Supremo Tribunal Federal uma plataforma inter-americanas política, reinterpretados à Convenção Americana sobre Direitos Humanos, de acordo com os interesses políticos vigentes na Guatemala desde janeiro, palestras Tribunal questionando sua autoridade para estabelecer os crimes de Estado e instou-os a declinar a sua competência, neste caso, antes da aceitação da jurisdição do Tribunal. Não contente com isso, disse ele, com aquela voz que não quer sair de sua garganta que mulheres e homens maya - sentado Achi outro lado da sala não tinha chegado lá própria vontade e decisão, mas "instigadxs" por parte do organizações de direitos humanos ea Comissão de Direitos Humanos, assegurando que eles mudaram a perspectiva da obtenção de uma compensação monetária de alta.

Em seu discurso não se esqueceu de chicotear o Procurador-Geral por pertencer a uma família "subversiva" referido no "conflito armado" para o futuro eufemismo para encobrir o genocídio e terrorismo de Estado na mesma como eles se prostituem o termo "conflito armado interno" - houve tantas mortes em um ou outro lado, mais eles eram índios matando uns aos outros no cenário típico da Guerra Fria, a URSS vs EUA. O policial estadual estava tão dirigida para negar o genocídio, que a intervenção de um dos juízes pensou ter ouvido a palavra, ao invés de responder sua pergunta, lembrou mais uma vez que o Tribunal não tem competência para conhecer deste caso e decidir sobre o assunto . Além disso, a seu critério, o Tribunal não deve conhecer qualquer caso, não é parte de um sistema penal, mas deve deixá-los na jurisdição interna há o Programa de Reparações Nacional vai abordar estas questões.

Ele também fez parte do discurso de contra-insurgência estado cortando a anistia concedida pela Lei de Reconciliação Nacional de 1996. No seu ponto de vista tendencioso, são irrelevantes processos penais realizadas nos casos acima. Além disso, a Lei deveria ter excluído até mesmo o desaparecimento, porque ele ainda não foi codificada na lei no momento de sua promulgação. Esta posição é partilhada pelas partes interessadas na impunidade de terroristas criminosos do estado, como os militares, incluindo ex-Chefe de Efrain Rios Montt, provisoriamente protegidos pelo Tribunal Constitucional para invocar a validade dessa lei, em casos que se seguiu no genocídio Ixil eo abate de Las Dos Erres.

Após a audiência, ainda espantado com o que ouviu, sentiu-los a passar-me como quando ele cai por terra. Eu me aposentei do tribunal do tribunal superior de direitos humanos com a impressão de que todos os caminhos para a verdade ea justiça convergir para um único ponto: o abismo da impunidade e contra a versão desse período trágico da história da Guatemala que veio do deputado estadual garganta doía.

Ouça as afirmações de que o poder esmagador, respirar o ar envenenado respirações racistas, manipuladora, de ódio, que procura destruir as esperanças de justiça e de encontrar a verdade sobre o que aconteceu com Marco Antonio, eu senti que era perto de algo que além de mim, eu não entendo, algo sujo, secreto, oculto perigoso que não pode ser exposto à luz.

Mas mesmo sem espero que eu não vou desistir. Eu devo isso ao meu irmão, eu devo ao meu pai e minha mãe, devo-o ao sangue de centenas de milhares de vezes derramadas.


Vídeos da audiência de Rio Preto na Corte Interamericana de Direitos Humanos:



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English translation:

Translated by Rights Action and posted at http://campaign.r20.constantcontact.com/render?llr=v9oijwdab&v=001u7_KEUTyvZlZrknZo6OmVI2Qfu_eDzgV7wCakyJ8C1hjj7cN7otMiMv-_g15Nnafro6rtNjHqHUQFA-Z4UTaNeWbNXbr0q5VpDZ8TNg9RUA%3D

The Río Negro hearing on June 19 and 20th, was preceded by a Mayan ceremony led by a spiritual guide that took place in the Inter American Court of Human Rights. In an irregular semi-circle, "westerners" and indigenous, men and women, witnessed a beautiful ritual in a language I do not understand, Maya-Achí, splashed with Spanish expressions like lawyer, judges, Court, courage and strength.

In addition to us, a warm and humid breeze and a tall rubber tree accompanied the ceremony. The sun at its zenith, burning, lit up the moment from a clear, blue, transparent sky. In the center, the fire, the colored candles, the flowers, the offerings (sugar, tobacco, chocolate, myrrh and pom), all wrapped in the fragrant cloud of incense that was burned in a Guatemalan earthenware red pot, brought from a land soaked with blood.

Meeting of relatives and survivors
of the massacre victims


MEETING OF FAMILY MEMBERS OF VICTIMS AND MASSACRE SURVIVORS
Throughout one afternoon and one morning, the voices of the witnesses Jesús Tecú Osorio and Carlos Chen Osorio and of the experts Michael Mörth and Rosalina Tuyuc painted, in the judicial premises, an altarpiece made of a thousand stories of misery and profound suffering. The girl raped at age 5, the boy enslaved by the military officer who stole him after killing his family, the mother who carried her baby in a wrap tied on her back, where half of his tiny body remained while the other half rolled on the floor after the soldier hacked him with a machete, the young women subjected to sexual servitude, the older brother who saw how his younger brother was strangled to death, the houses burned, the harvests destroyed, the dead animals, almost 500 people massacred - men, women, boys, girls, the elderly -, the ancestral lands flooded and under water, with the sacred places, the forest that provided medicine and other means of life, the flowers, the bees, the multicolored birds with their songs, the bones of the grandfathers and grandmothers, the life of the town of Río Negro.

For all of that, the Maya-Achís (the victims) told us that they ask the land for forgiveness, the mother who was first drowned in blood, tons of it from those almost 500 victims of the massacres, and then in water, which must have turned purple as it flooded the terrain.

The people who survived the massacres that occurred one after another in the first years of the 1980s in this locality in the north of the country, re-settled in an area called a red zone, without schools nor health services, where the "roads are ravines", as one of the witnesses explained. The insulting and absurd paradox is that they do not have electricity, after being massacred in order to construct a hydroelectric dam.

And justice? Bad, very bad. To this altarpiece of multiplied, profound pain, the expert report added the persistence of the people, invoking justice, and their repeated collisions against a wall of stone and cement: that insurmountable, damned, impunity.

The slow and quiet voice of Rosalina Tuyac carried the truths of the victims, regarding the way the countless repetition of physical death can bring with it the cultural death of the indigenous people. The tragic route from genocide to ethnocide is replete with countless losses of references of identity and belonging, such as the disappearance or murder of the elders, the mothers - who transmitted the language and the ancestral customs -, the fathers who were no longer there to teach their male children to work.

From this perspective, a territory is the scenario in which the life of the community unfolds, the place in which the multicolored strings of time are coiled, and the continuation of the past is weaved with the present and the future in the interminable circle of history. This place, with physical, spiritual and magical dimensions, is the place where life existed, where the Maya-Achí people of Río Negro was what it was, and would have been always, and was lost forever below the water [ed. Note: of the Chixoy Dam's flood basin].

The strings of identity were also lost for those forced to move to other areas, to conserve the only thing left after the massacres: life. Those who survived were forced to transform themselves, to stop being who they were, to camouflage themselves, disguising themselves as others; they stopped speaking their language or their names, they stopped using their beautiful colorful clothing, and they had to leave aside their cultural practices and hide where they had been born. This is without even mentioning the situation of the boys and girls who were "removed" from their surroundings, in terms of territory, identity and family, and were unduly appropriated by military personnel or given in adoption.

Dominga Sic was there, the girl who lost all of her family and was brought to the United States. Now she is a woman, who doesn't even speak Spanish, much less the language of her ancestors.

But life, memory and the loyalty to blood ties pushed the victims to pursue their profound need for justice and united them in the Association for the Integral Development of the Victims of the Violence of the Verapaces, Maya Achí (ADIVIMA). They were motivated to come to the Inter American System for Human Rights to achieve what our country is incapable of giving to those of us who are victims of state terrorism: the restitution of our dignity and the respect of our rights and condition of human beings and citizens, through justice and acknowledgment of the truth about what happened.

In this story, every action has an equal or contrary reaction, as occurred in the voice and conduct of the Agent of the Honorable Guatemalan State, as it is called in the language of the hearings. My ears were pained by the defiant denial uttered by the State Representative in response to the accusation of genocide pronounced by the strong and courageous lawyer who represents the victims.

The state representative's participation didn't end there. Using the court room of the Inter American high tribunal as a political platform, he reinterpreted the Inter American Convention on Human Rights in accordance with the political interests that prevail in Guatemala since January. He lectured the Court, putting in doubt their authority to typify State crimes, urging them to declare their incompetence to rule in this case, since the incident occurred before the country accepted the authority of the Tribunal.

And if that weren't enough, he affirmed - with that voice that didn't seem to want to come out of his throat - that the Maya-Achi women and men sitting on the other side of the court room hadn't come there out of their own will and decision, but were "instigated" by human rights organizations and the Inter American Commission on Human Rights, assuring that they were motivated by the interest in obtaining a high monetary compensation.

In his discourse, he did not forget to lash out at the Attorney General for belonging to a "subversive" family. He mentioned that in the "armed confrontation" -- euphemism used to cover the acts of genocide and State terrorism, in the same manner that they have prostituted the term "internal armed conflict" - there were equal numbers of deaths on both sides, in addition to the fact that they were just indigenous people killing each other in the typical Cold War scenario of the USSR versus the U.S.

The agent of the State was so intent on denying the acts of genocide that had been committed, that in response to one of the Judge's interventions, he thought he heard that word, thus he reminded him again that the Court did not have authority to hear this case nor to make any pronouncements to that end. Moreover, by his criteria the Court should have no part in any case, because it is not participative in any penal system. The cases should be left in the internal jurisdiction where the National Program for Reparations could deal with these issues.

His counterinsurgent style State discourse also included the amnesty granted by the Law of National Reconciliation decreed in 1996. From his biased point of view -- shared by those sectors interested in maintaining the impunity of the Criminal State terrorists, such as the military officers like the ex head of state Efrain Ríos Montt who is provisionally protected by the Constitutional Court that invoked the validity of that law in the causes against him for the Ixil Genocide and the Dos Erres Massacre - the judicial processes in those cases are deemed inadmissible. That law shouldn't even have excluded forced disappearance because it hadn't been typified in the legal system when the law was enacted.

Once the hearing had ended, while still taken aback by those words, I felt them pass by me, as one feels when they leap into the void. I left the court room of the high tribunal for Human Rights with the impression that all of the roads to truth and justice merge into one spot: the abyss of impunity and the counterinsurgent truth of that tragic stage of Guatemalan history that flourished from the atrophied throat of the State representative.

Listen to the pretensions of that crushing power, inhale the air poisoned with racist, manipulating breaths, heavy with hate, that seek to destroy the hopes for justice and to find the truth about what happened to Marco Antonio, made me feel that I was close to something that was beyond me, that I do not understand, something dirty, dangerous, hidden, secret, that cannot be publicly known.

But even without that hope, I will not give up. I owe it to my brother, I owe it to my father and to my mother, I owe it to the blood, hundreds of thousands times spilled.

VIDEOS OF THE RIO NEGRO HEARING IN THE INTER AMERICAN COURT OF HUMAN RIGHTS


OTHER/OUTROS LINKS (EM INGLÊS):
Published by Lucrecia Molina Theissen



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